Llegó a
poner colíder al Mallorca en las primeras jornadas, incluyéndolo en la lista de los que apuntaban a equipo
revelación de esta Liga. ¿Qué hacer pues cuando, a la espera del comienzo de la
decimonovena jornada, tu equipo está a tan sólo dos puntos del descenso? Muchos
son los ojos que desde la grada acusan al banquillo, como suele ser habitual,
pero la afición bermellona tiene razones para creen en Jokin, pues si bien nunca ha ganado un título durante sus años en
Primera, sí que ha forjado más de un equipo que ha acabado siendo referencia.
Sólo
él y tres entrenadores más no han logrado levantar trofeo pese a pertenecer al
grupo de los más experimentados. Sin embargo –y como la memoria en esto del
fútbol suele ser muy corta-, cabe recordar por qué Joaquín Caparrós se ha
ganado un nombre en este mundillo, un escenario que avanza rápido y sin mirar
atrás, y por qué vale la pena esperar a que su joven proyecto madure. El
currículum del de Utrera demuestra el porqué de su experiencia, de la filosofía
basada en el tesón y la fe que implanta a cada equipo por el que pasa. Caparrós
es de esos entrenadores que han ido ascendiendo desde la base, desde los campos
de tierra y bancos de madera: San José Obrero, Campillo, Gimnástico Alcázar,
Conquense y Manzanares fueron su escala hacia el fútbol profesional durante 15
años de carrera, incluida la selección andaluza. Cuando en el 96 es llamado por
el Decano de nuestro fútbol, el Recreativo de Huelva, un Joaquín Caparrós ya
cuarentón y con experiencia sube de categoría al equipo onubense y lo afianza en
la categoría de plata, tras una década de deriva del equipo por Segunda
División B. Con 44 años, Fernando Roig confía en él para ascender al equipo a
Primera División. Curiosamente Caparrós, un hombre trabajador y de cantera,
dura sólo siete partidos en un equipo que más tarde –logra ascender a Primera,
aunque con ‘Paquito’ García Gómez como entrenador- se caracterizará por su buen
fútbol basado en las jóvenes promesas y complementado con algún buen fichaje
‘low cost’. Sin embargo, su trabajo anterior no iba a pasar desapercibido.
El club de
sus amores, un Sevilla en esos momentos perdido y sin rumbo por Segunda, confió
en el utrerano para volver a ganarse un nombre. Y vaya si lo hizo. En el equipo
que logró el ascenso resaltan nombres por todos conocidos como Notario,
Casquero o Alfaro, y el de una promesa que Caparrós llevaría a lo más alto: un
José Antonio Reyes de 17 años comenzaba a tener alguna oportunidad en aquel
Sevilla. Durante las cuatro temporadas restantes fue descubriendo talentos
junto a ‘Monchi’. Talentos con los que más tarde el club haría mucha caja, y
que se han consagrado como futbolistas de talla mundial. La lista es larga:
Dani Alves, Baptista, Sergio Ramos, Jesús Navas, Adriano Correia, el propio
Reyes o Antonio Puerta… sin embargo, Caparrós tampoco logró títulos con aquel
Sevilla –aunque sí buenos resultados en Liga-, sino que la gloria se la llevó
Juande Ramos, que si bien supo gestionar un buen grupo, no fue su forjador ni
descubridor. Su posterior paso por el Deportivo de la Coruña no fue ni mucho
menos glorioso, pero cabe decir que las condiciones económicas en el equipo
gallego no daban para mucho más. Aún así, fueron dos temporadas ‘dignas’ por
así decirlo, sumadas a dos clasificaciones para las semifinales de Copa. Su
gran triunfo estaba aún por llegar.


La cantera siente estar al lado
de un hombre que confía en ellos, incluso en un momento en el que las
dificultades se presentan en forma de lesiones y malos resultados, y cuando no
hay mucho margen para apuestas arriesgadas. No sabemos cómo acabará Caparrós en
su aventura por la isla, pero parece que ya ha vuelto a dejar huella, una vez
más. Ha conseguido que se muevan las
‘sillas’ del consejo antes que la suya, se ha ganado la confianza de la
plantilla y de los canteranos. Si bien es cierto que el juego del equipo no es
vistoso y ni siquiera 'resultadista' a día de hoy, también lo es que tiene tiempo
suficiente para resolver los problemas y mantener la categoría o incluso
aspirar a algo más, quién sabe. Plantilla, según parece, tiene para ello, pero
ya se sabe, la ‘dictadura del resultado’ muchas veces no entiende de tiempos.
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