viernes, 11 de enero de 2013

Joaquín Caparrós: cuando sólo cuenta el resultado



Llegó a poner colíder al Mallorca en las primeras jornadas, incluyéndolo en la lista de los que apuntaban a equipo revelación de esta Liga. ¿Qué hacer pues cuando, a la espera del comienzo de la decimonovena jornada, tu equipo está a tan sólo dos puntos del descenso? Muchos son los ojos que desde la grada acusan al banquillo, como suele ser habitual, pero la afición bermellona tiene razones para creen en Jokin, pues si bien nunca ha ganado un título durante sus años en Primera, sí que ha forjado más de un equipo que ha acabado siendo referencia. 

Sólo él y tres entrenadores más no han logrado levantar trofeo pese a pertenecer al grupo de los más experimentados. Sin embargo –y como la memoria en esto del fútbol suele ser muy corta-, cabe recordar por qué Joaquín Caparrós se ha ganado un nombre en este mundillo, un escenario que avanza rápido y sin mirar atrás, y por qué vale la pena esperar a que su joven proyecto madure. El currículum del de Utrera demuestra el porqué de su experiencia, de la filosofía basada en el tesón y la fe que implanta a cada equipo por el que pasa. Caparrós es de esos entrenadores que han ido ascendiendo desde la base, desde los campos de tierra y bancos de madera: San José Obrero, Campillo, Gimnástico Alcázar, Conquense y Manzanares fueron su escala hacia el fútbol profesional durante 15 años de carrera, incluida la selección andaluza. Cuando en el 96 es llamado por el Decano de nuestro fútbol, el Recreativo de Huelva, un Joaquín Caparrós ya cuarentón y con experiencia sube de categoría al equipo onubense y lo afianza en la categoría de plata, tras una década de deriva del equipo por Segunda División B. Con 44 años, Fernando Roig confía en él para ascender al equipo a Primera División. Curiosamente Caparrós, un hombre trabajador y de cantera, dura sólo siete partidos en un equipo que más tarde –logra ascender a Primera, aunque con ‘Paquito’ García Gómez como entrenador- se caracterizará por su buen fútbol basado en las jóvenes promesas y complementado con algún buen fichaje ‘low cost’. Sin embargo, su trabajo anterior no iba a pasar desapercibido.

El club de sus amores, un Sevilla en esos momentos perdido y sin rumbo por Segunda, confió en el utrerano para volver a ganarse un nombre. Y vaya si lo hizo. En el equipo que logró el ascenso resaltan nombres por todos conocidos como Notario, Casquero o Alfaro, y el de una promesa que Caparrós llevaría a lo más alto: un José Antonio Reyes de 17 años comenzaba a tener alguna oportunidad en aquel Sevilla. Durante las cuatro temporadas restantes fue descubriendo talentos junto a ‘Monchi’. Talentos con los que más tarde el club haría mucha caja, y que se han consagrado como futbolistas de talla mundial. La lista es larga: Dani Alves, Baptista, Sergio Ramos, Jesús Navas, Adriano Correia, el propio Reyes o Antonio Puerta… sin embargo, Caparrós tampoco logró títulos con aquel Sevilla –aunque sí buenos resultados en Liga-, sino que la gloria se la llevó Juande Ramos, que si bien supo gestionar un buen grupo, no fue su forjador ni descubridor. Su posterior paso por el Deportivo de la Coruña no fue ni mucho menos glorioso, pero cabe decir que las condiciones económicas en el equipo gallego no daban para mucho más. Aún así, fueron dos temporadas ‘dignas’ por así decirlo, sumadas a dos clasificaciones para las semifinales de Copa. Su gran triunfo estaba aún por llegar.

En 2007, las elecciones en el Athletic Club dan la presidencia a Fernando García Macua, y junto a éste, Caparrós toma las riendas del banquillo de San Mamés, un club idóneo para sus ideas como entrenador. Los ‘leones’ venían de hacer su peor temporada en Primera, salvándose del descenso en la última jornada ante el Levante. El de utrera se trajo de Sevilla a Aitor Ocio para ser su extensión en el terreno de juego, ya que conocía cómo trabajaba el míster. ‘Jokin’, como se le conoce aún hoy en La Catedral, formó a un grupo de jóvenes talentosos entre los cuales destacaban nombres que hoy copan portadas como Javi Martínez o Fernando Llorente, sin menospreciar otros descubrimientos del andaluz como Amorebieta, Susaeta, Muniaín o Iturraspe (estos últimos en 2009), todos pieza clave a día de hoy. También apuesta fuera, y lo hace con buen ojo, con intuición de experto: un desconocido Toquero traído del Eíbar y Óscar de Marcos, procedente del Alavés, se incorporan a su plantilla. El tiempo no ha hecho más que darle la razón, pero… en el caso del Atheltic los halagos también fueron para otro: Marcelo Bielsa, que acabó cosechando los triunfos que el bueno de ‘Jokin’ con tanto trabajo había estado sembrando –como ejemplo, la clasificación para la UEFA que ganarían al año siguiente-. Si bien su juego no acabó de gustar a la afición bilbaína por ‘defensivo’, alguien tenía que hacer el trabajo sucio anterior a la forja de un equipo sólido que permitiese jugar como los grandes, pero esa ya fue tarea para el ‘loco’.

A día de hoy su reto parece complicado con el Mallorca pero, como hemos visto, Caparrós ya ha superado muchas piedras a lo largo de su dilatada carrera. Como el propio entrenador dijo en una rueda de prensa, para meterle “me tienes que pegar el tiro de gracia, vaciarme el cargador y tirármelo encima luego”. Toda una declaración de intenciones, intenciones de no rendirse hasta el final. Porque los proyectos basados, como bien dice su filosofía, “en el esfuerzo, la entrega, el tesón y la constancia” dan sus frutos, pero éstos no siempre son inmediatos. Que se lo pregunten si no a grandes como Rijkaard o Pellegrini. El de utrera ya ha dejado su sello en la isla, y es de los pocos capaces de lograr que se ‘corten cabezas’ en la directiva antes que en el banquillo. Por poner unos cuantos ejemplos de la implantación de su filosofía de cantera: le ha dado el mando del equipo a un joven talento como Tomás Pina y ha apostado en los laterales por dos jugadores procedentes del filial como son Pedro Bigas y Ximo Navarro. Son sólo tres ejemplos, pero encontramos muchos más en la plantilla, todos con minutos –salvo por lesión-: Álvaro, Kevin, Fontàs… éstos, claro está, han ido acompañados de fichajes de calidad a bajo coste, para que la juventud y el talento se mezclen con la experiencia, una fórmula que suele dar buenos resultados.

La cantera siente estar al lado de un hombre que confía en ellos, incluso en un momento en el que las dificultades se presentan en forma de lesiones y malos resultados, y cuando no hay mucho margen para apuestas arriesgadas. No sabemos cómo acabará Caparrós en su aventura por la isla, pero parece que ya ha vuelto a dejar huella, una vez más.  Ha conseguido que se muevan las ‘sillas’ del consejo antes que la suya, se ha ganado la confianza de la plantilla y de los canteranos. Si bien es cierto que el juego del equipo no es vistoso y ni siquiera 'resultadista' a día de hoy, también lo es que tiene tiempo suficiente para resolver los problemas y mantener la categoría o incluso aspirar a algo más, quién sabe. Plantilla, según parece, tiene para ello, pero ya se sabe, la ‘dictadura del resultado’ muchas veces no entiende de tiempos.